Allá que va él, número uno del mundo en su modalidad deportiva, para jugar el Open de Australia, y allá que el gobierno australiano, barragana del globalismo en su versión más tiránica, lo retiene en el aeropuerto y plantea su expulsión del país. ¿El motivo? Que se niega a recibir el pinchazo experimental de cualquiera de las grandes farmacéuticas; que es un hombre libre no vacunado. Y que cuenta, para participar en la referida competición, con la autorización que avala su excelente estado de salud dada por la directiva del Open de Australia.
Pero a la tiranía sanitaria le molesta la libertad y el sentido común, y más todavía si esas cualidades están encerradas en un cuerpo deportista y vigoroso que tiene fortaleza y salud. ¡Me cachis!¡ Y eso a pesar de no tener los “super- poderes” de la vacuna! Inadmisible para los vende brebajes.
El gobierno australiano manda retener ilegalmente a Djokovic, y anuncia su posible expulsión. Por su parte, el gobierno serbio anuncia que defenderá a su súbdito, a su ciudadano ejemplar, a su hombre de honor que ante el mundo pasea con orgullo el nombre de su pueblo.
¿Cuál es la reacción del padre del tenista serbio ante los medios de información? Pues emplear palabras de rebeldía y patriotismo, todas ellas verdaderos disparos certeros contra el Nuevo orden mundial y las oligarquías empeñadas en la discriminación de los ciudadanos.
Esto ha dicho el padre de Djokovic ante la retención de su hijo:
“Mi hijo ha estado en cautiverio esta noche, pero nunca ha sido más libre. A partir de hoy, Novak se convertirá en un símbolo y líder del mundo libre, en el líder de los países y pueblos oprimidos. Demostró que incluso un país pequeño y heroico como Serbia puede tener al mejor deportista de todos los tiempos. Esto no se puede ocultar. Pueden encarcelarlo hoy o mañana, pero la verdad siempre encuentra su camino. Novak lucha por la igualdad de todas las personas del mundo, sin importar a qué Dios recen o cuánto dinero tengan”.
Además, ataca al gobierno australiano que ha secuestrado a su hijo y ve las intenciones políticas y tiránicas de esta decisión: “Es posible que el mundo rico no permita que Novak continúe jugando al tenis, pero revelará su verdadero rostro y así comenzará un juego mucho más serio. Por un lado habrá miembros codiciosos y arrogantes de la oligarquía mundial, y por otro, un mundo libre y orgulloso que aun cree en la justicia y la verdad”.
Prosigue diciendo:
“¿Qué podemos hacer si no le dejan jugar? Esperaremos a Roland Garros y al Grand Slam número 21”.
Srdjan, padre de Djokovic, se mostró orgulloso de su hijo, de su patria y clamó contra la persecución y secuestro de su hijo.
Por su parte el tenista español Rafael Nadal, que participó en el torneo, no dudo en alinearse con las posiciones liberticidas de la tiranía sanitaria, despotricando contra el serbio número uno del tenis mundial, y apareciendo como el mero “progre friendly” amigo del mundo mundial:
“Lo único que puedo decir es que muchas familias han sufrido y continúan haciéndolo, por lo que debemos confiar en la medicina. Si ellos dicen que debemos vacunarnos, es lo que debemos hacer. Pasé el covid, me he vacunado dos veces, y si hacer eso no tienes ningún problema para competir aquí. El mundo ya ha sufrido demasiado como para no respetar las normas”. “Todos son libres de tomar sus decisiones pero hay consecuencias”.
“Si Novak hubiera querido , estaría compitiendo aquí sin ningún tipo de problema”. “Obviamente no me gusta lo que está ocurriendo, de alguna manera lo siento por él, pero al mismo tiempo ha tomado su propia decisión siendo totalmente consciente de lo que podría ocurrir…”
El español Rafa Nadal, habitual en retratos donde muestra simpatía junto al magnate Bill Gates, consideró “egoístas” a los no vacunados durante unas declaraciones hace unas semanas aprovechando para lancear, de este modo, a Novak Djokovic.
La relación de Nadal con el magnate pro-vacunas, favorable a la dictadura totalitaria china y gran inversor financiero en las causas neomaltusianas de reducción demográfica llamado Bill Gates, es evidente. No sólo por la defensa común de los pinchazos, de los que Gates es beneficiario de primera mano dada su participación en las grandes empresas farmacéuticas de la principales vacunas, sino por la simpatía mutua manifestada, por ejemplo, cuando el tío de Rafa Nadal, Toni Nadal, afirmó, en abril de 2020, que: “ mi sobrino cuando estuvo en febrero jugando en Sudáfrica habló con Bill Gates y le dijo que lo que estaba pasando en China se iba a complicar…”
Djokovic da una lección. Existen iconos deportivos de referencia que no se someten, que no son lacayos, y que no compadrean con quién en octubre de 2019 y desde su Fundación Bill y Melinda Gates organizó el Evento 201 como ensayo de la pandemia inminente que sería el gran acelerador del Reseteo globalista. Existen hombres que se aferran a la libertad que teóricamente amparan todos los Tratados internacionales de Bioética y de Derechos Humanos, de elegir no vacunarse y no someterse a tratamientos experimentales no testados. Existes hombres que no doblegan la cerviz ante el “Pasaporte covid”: ese QR digital que defendió y propuso Bill Gates para el control ciudadano total cuando impulsó el proyecto ID 2020 encarnado en la Agenda 2030 y cuyo objetivo es la tutela digital de la población.
Existen hombres no abonados a las élites sino al pueblo libre. Hombres que prefieren caer antipáticos a muchos, antes que formar parte de la mentira que seduce a la mayoría.
Hay un mundo todavía libre que se rebela en las calles de Europa contra la tiranía sanitaria, que enfrenta a los de abajo contra los de arriba, que enfrenta a los patriotas contra los globalistas. Ese mundo disidente no necesita de polichinelas de sonrisas facilonas, amiguetes de oligarcas, que muerden un trofeo abriendo portadas televisivas, por muy bien que jueguen a un deporte. Ese mundo necesita a tipos con ideas firmes, patriotismo y honor.
Hoy, un español como yo, no brinda ninguna simpatía por Rafa Nadal y todas por un serbio de honor que es el Número uno en el deporte… y en la libertad.
Necesitamos ejemplos de rebeldía y no a esbirros de la mayoría. Gracias, Djokovic.
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