Me ha sido encargado introducir el tema del mito de las tres culturas en la tertulia histórica que el último jueves de cada mes celebra la asociación Valentia Forum en Valencia. Traté colateralmente el asunto en mi libro “El sueño de España” en el epígrafe “Negación y manipulación de la Reconquista” dentro del capítulo dedicado a este periodo histórico.
El mito de la convivencia pacífica entre las tres culturas, musulmana, judía y cristiana, en al Ándalus, quebrantada por la intolerancia religiosa de los conquistadores es una falsificación histórica que, con evidente anacronismo, proyecta sobre el pasado histórico las obsesiones políticas del presente. La idea partió de Américo Castro que, siguiendo los prejuicios de los humanistas italianos antiespañoles, pretendía que solo los habitantes de los territorios italianos se podían considerar herederos del Imperio romano, siendo los de las demás tierras romanizadas “barbaros” e impostores. Así, España se habría construido, ex novo, durante la mal llamada Reconquista, sin relación con el reino hispanoromano-visigodo anterior a la invasión islámica (el que esa España se rigiera por el derecho romano, hablara una lengua derivada del latín, practicara la religión cristiana introducida bajo el Imperio, etc., debía ser pura casualidad), precediéndole una época de tolerancia entre las tres culturas citadas (musulmanes, judíos y cristianos) quebrada por el fanatismo cristiano, el grupo más atrasado e inculto de los tres. De ahí habría nacido el famoso “cainismo” español.
Castro fue suficientemente rebatido por Sánchez Albornoz, que demostró que sus conocimientos sobre la Reconquista eran parciales y mediocres, pero sigue siendo tomado en serio por quienes no están dispuestos a que la verdad histórica les estropee una teoría que juzgan útil a sus propósitos. Que algunos multiculturalistas actuales reivindiquen Al Ándalus como modelo a imitar denota un desconocimiento supino de la historia y una desorientación ideológica bastante grave. Profesores del Whitney Humanities Center de la Universidad de Yale publicaron un ensayo titulado: Cultura en el tiempo de la tolerancia: Al Ándalus como patrón a imitar en nuestro tiempo, cuyo título lo dice todo. Mª Rosa Menocal, de Harvard, por su parte, publicó otro similar: “La joya del mundo: musulmanes, judíos y cristianos, y la cultura de la tolerancia en al-Ándalus”. Todos ellos han sido suficientemente rebatidos por Darío Fernández Morera, profesor de la Universidad Northwestern de Illinois, en su libro “El Mito del Paraíso Andalusí” Almuzara 2018.
En realidad, tras la conquista musulmana, para los cristianos siguió un tormento en el que en el mejor de los casos fueron vagamente tolerados como siervos o como una clase inferior en su propia tierra y en el peor fueron aniquilados con cólera genocida. Como dice Staley Payne:
“Durante los dos últimos siglos, y especialmente en el presente, se ha creado el gran mito de que al-Ándalus en la época medieval era un paraíso de tolerancia y multiculturalismo, una visión que resulta anacrónica y falsa. A lo largo de su historia, cada vez hubo menos tolerancia en al-Ándalus, hasta que, a finales del siglo XII, la población cristiana o había huido, o había sido deportada a África, o había sido masacrada. Al-Ándalus, de hecho, llegó a ser menos tolerante que el Medio Oriente árabe tanto con los judíos como con los cristianos.”
Idéntico anacronismo resulta de las modernas teorías que pretenden negar la Reconquista, afirmando que este fue un proceso casual y no deliberado en el que los distintos reinos cristianos guerreaban entre sí con la misma furia que contra los musulmanes, de modo que el resultado final de la expulsión del islam fue meramente un fruto del azar. La peregrina idea la dio Ortega y Gasset, tan acertado en algunas cosas y tan desacertado en otras, en su línea de considerar la historia de España como anormal o enferma y a ella se sumaron entusiasmados todos los coros del progresismo y del nacionalismo periférico. Como dice Pio Moa: “…los hechos comprobadísimos son que, dentro de los altibajos y alternativas de la lucha, la idea del reino hispanogótico no dejó de estar nunca presente; que los caballeros y no caballeros se consideraban radicalmente cristianos; y que señalaron ambas cosas una y otra, cuando no las dieron por obvias, desde las primeras crónicas hasta Juan Manuel y los Reyes Católicos.”
Se aduce que el termino reconquista no era utilizado por sus contemporáneos, aunque casi ningún término historiográfico lo es. Tampoco sus contemporáneos llamaban “Edad media” a su tiempo. ¿Significa que la Edad media nunca existió? El término que sí existía en la época era el de Restauratio Hispaniae es decir, “Restauración de España”, lo que lo dice todo. En palabras de Rafael Sánchez Saus el término “reconquista”: “responde inequívocamente a la perspectiva de los reinos norteños, de los que los españoles posteriores siempre se han considerado continuadores hasta hoy, lo que hace es subrayar precisamente la fuerte convicción de los conquistadores de estar recuperando algo que era suyo y legítimamente les pertenecía, aunque hubiera sido ocupado durante siglos por gentes sin derecho a ello. Lo indudable es que para que un convencimiento así llegue a cuajar y a formar parte de la identidad de una comunidad, se hace completamente necesario un sentimiento de continuidad entre los reinos cristianos y la España perdida.”
El odio a España se manifiesta aquí como motivación esencial para mantener tesis tan evidentemente anti históricas y es que la Reconquista supone nuestra era heroica, como las guerras médicas para los griegos, las púnicas para los romanos o la conquista del Oeste para Estados Unidos, por citar a una nación más moderna, por lo que negarla equivale, en gran parte, a negar España misma. Pio Moa lo observa con claridad: “Resulta interesante comprobar cómo esa aversión extrema a la Reconquista coincide hoy con fenómenos como la ideología LGTBI o los separatismos que aspiran a disgregar a España, con complacencias hacia ciertos terrorismos, y tendencias similares.” Lo que le lleva a lamentarse: “Asombra que tantos descendientes de los reconquistadores, influidos por políticos e intelectuales diversos, infamen a sus antepasados, inciensen a sus enemigos, nieguen las más obvias evidencias históricas y muestren aversión o indiferencia a su propio país, su cultura e historia, en definitiva, a sí mismos.” Porque, como apunta Rafael Sánchez Saus: “a lo que muchos se niegan es a reconocer la formación de una gran realidad histórica y cultural sobre la noción conservada de otra preexistente y el empeño de muchas generaciones en su recuperación. (…) Ambas fueron y en buena medida siguen siendo una y la misma España que hoy nos acoge a todos.”
Nota: La tertulia de historia de Valentia Forum se celebrará este jueves 29 de febrero con el tema “El mito de las tres culturas” en la calle del Mar 18 de Valencia.
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