Desde que aquel 14 de marzo, anunciaron a bombo y platillo que se decretaba por segunda vez en la historia de España el »Estado de Alarma» ( después del primero en 2010 a causa de la crisis de los controladores aéreos), y por primera vez en nuestra historia una cuarentena forzosa para toda la población. Hemos podido asistir a diversos espectáculos dantescos, perversos e hipócritas. Que significan la pésima situación que vive nuestra nación en muchos ámbitos.
Para empezar debemos reflexionar, que hemos podido aprender con esta crisis sanitaria y que mitos se desmontan. Para empezar, se desmonta el mito de que tenemos la »mejor sanidad del mundo». Sin duda tenemos todo un personal sanitario que lo han dado absolutamente todo y jugándose la vida, para tratar de paliar esta crisis con hospitales colapsados. Pero desde luego, la gestión sanitaria, los recortes en sanidad pública, la división en 17 sistemas sanitarios, escenifican la lamentable situación en la que nos encontramos los ciudadanos españoles ante una sanidad cada vez más recortada (y que aun tienen la cara de seguir justificando los recortes en sanidad para rendir pleitesía a los magnates de Bruselas y Berlin, menudos social-comunistas están hechos los cenutrios que nos gobiernan). Hemos visto una sanidad privada, que en la peor etapa de la pandemia, muchos de estos centros no han cedido sus UCIs para aquellos enfermos de Covid-19 que han estado colapsando los centros sanitarios públicos. Hemos visto residencias privadas dejando morir a muchos de nuestros mayores, casi como si fuesen perros, y no vemos que se tomen muchas responsabilidades al respecto por parte de aquellos gobiernos autonómicos que en su día, permitieron dichas privatizaciones y ensalzaron los beneficios de ello. Hemos visto 17 formas de gestionar esta pandemia de una forma deplorable y que solo demuestran que en este país urge centralizar de una vez por todas el servicio público sanitario, por no hablar de como las comunidades donde más se han privatizado y recortado sus sistemas sanitarios (Comunidad de Madrid y Cataluña) han sido los que peor han sufrido los efectos de la pandemia.
Por otra parte, hemos podido ver, como nuestra economía se ha derrumbado hasta llegar a un PIB muy parecido al de los tiempos de la guerra civil donde lucharon nuestros abuelos, esos abuelos que muchos hemos visto partir por esta lamentable pandemia de forma muy siniestra (priorizando pacientes a los que deben vivir y a los que no). Muchos economistas liberales, se han dado cuenta, como ser un país que vive principalmente del sector del turismo y la hostelería, en situaciones como esta, acabas en un tremendo caos colectivo. El desmantelamiento progresivo de nuestra industria, nuestra progresiva descapitalización económica a causa de los fondos buitre en muchos sectores económicos o la poca inversión en I+D que favorecería mayor lucha contra la pandemia en busca de una vacuna o tratamiento, escenifican un paisaje destructivo para el conjunto de las clases populares españolas (trabajadores+pequeños y medianos productores). Ahora nos hemos dado cuenta, que solo los países con Estados fuertes que tienen una industria potente (da igual si es privada, pública o mixta), que controlan sus fronteras desde siempre, que invierten en desarrollo científico y tecnológico, que protegen su propio capital frente al extranjero, son los que mejor han podido gestionar la pandemia y han podido así, proteger económicamente a aquellos sectores económicos más vulnerables durante la pandemia que precisamente son el sector de servicios, ocio y hostelería. Pudiendo así estos países, priorizar la salud antes que la economía.
Aquí, ante un país descapitalizado y manejado por capitales extranjeros, que solo vive de ser un país que sirve principalmente copas a los guiris que vienen a nuestro país de turismo de borracheras, hemos podido ver como muchos trabjadores nos hemos visto desprotegidos en esta pandemia en muchos sentidos. Principalmente, el vergonzoso tema de los ERTES, en el que muchos trabajadores todavía no han podido recibir ni un solo euro mientras tienen que alimentar a toda una familia, lo que escenifica cada vez más, el aumento de las colas en la mayoría de nuestras parroquias e iglesias que como siempre, hacen una labor desinteresada y humilde para ayudar al que menos tiene. Así como diversas asociaciones patriotas que también han visto como cada vez vienen más españoles en busca de comida a sus sedes, para dar algo de comer a sus hijos, mientras no ven ni un solo euro ingresado en sus cuentas bancarias (esos mismos bancos a los que el gobierno tarda nada en rescatarlos públicamente cuando ya se han quedado en bancarrota después de especular y rapiñar el bolsillo de los españoles, y que una vez obtenido de nuevo beneficios, nuestros humildes gobiernos »progresistas» o »convervadores» vuelven a privatizar, para que la ruleta siga girando). Hemos visto como muchos trabajadores del sector ocio, hostelería y comercio, se han quedado sin trabajo, numerosas grandes empresas y multinacionales que apenas han hecho campañas de contratación este verano por miedo al Covid-19.
Hemos visto también, un debate social en torno a la pandemia cada vez más polarizado, en la que se está perdiendo completamente el norte. Vemos por un lado una serie de personas, llamados »negacionistas» (si amigos, como dijo nuestro camarada José Manuel Bou, hoy negacionista se utiliza ya no solo para aquel que pone en duda ciertos hechos históricos del holocausto judío, sino también para aquellos que ponemos en duda los datos de la violencia de género, del cambio climático y ahora ciertos aspectos normativos del covid-19) que niegan que el virus exista y caen en continuas contradicciones (como negar que el virus exista al mismo tiempo que pueden decirte que el virus es una creación de ese Nuevo Orden Mundial que no se sabe muy bien al final quienes son), dicen también, que el gobierno tiene un plan para exterminar a la gente, en fin no podemos rascar más (se ve que existe una conspiración mundial que une a potencias y países enemigos incluso como China, Rusia, Irán, Canadá, Reino Unido, EEUU, Corea del Norte, etc…que de repente se ponen de acuerdo en jodernos la vida).Pero algo de cordura si tienen (pero no del todo) cuando critican las medidas de seguridad.
Luego tenemos a los llamados »covidianos», estos covidianos son aquellos (curiosamente la mayoría de ellos son progres) que piden sin cesar que les quiten más libertades si hace falta. Que defienden a fe ciega la figura de Fernando Simón, cuando el señor Don Simón, no es más que un mero y triste títere de este gobierno de ineptos e inútiles. Viven en una histeria y paranoia continua (como los negacionistas, pero a la inversa) en la que se piensan que todo está contaminado y que cuando ven a alguien que se baja un poco la mascarilla o ven a la gente pasando el día en la playa, lo graban para decir lo irresponsables que son y que nos van a matar a todos. Estos, en plena etapa de la pandemia eran considerados coloquialmente y disculpen señoras y caballeros mi lenguaje soez, eran llamados como »follabalcones», luego en la desescalada como »follamascarillas» y ahora como »covidianos». Muchos de estos, creo que no hace falta decir, que desearían otro confinamiento para (vuelvan a disculpar mi lenguaje coloquial) tocarse más los cojones en casa. La mentalidad sumisa y esclava de esta gente, sin ningún sentido crítico, ante las acciones del gobierno, solo demuestran su pobredumbre individual.
Sinceramente amigos y camaradas, creo que medidas como llevar la mascarilla obligatoriamente en las zonas urbanas públicas, así como en espacios cerrados, me parece una medida acertada. Me parece correcto que se tomen medidas de distanciamiento social en los lugares más cerrados. Me parece fantástico que se pongan a nuestra disposición, utensilios de desinfección e higiene. Me parece normal y de sentido común que se suspendan grandes eventos y fiestas populares. Me parece normal que se limiten los encuentros sociales a 15-10 personas. Si, pueden llamarme »covidiano» si quieren, pero en estas medidas estaré de acuerdo hasta que no haya una vacuna, un tratamiento o una inmunidad colectiva, todo sacrificio es poco por el bién común de nuestra población, y en concreto de nuestros mayores que vivieron una vida mucho más sacrificada (vivieron una guerra, una posguerra y un desarrollo económico que conllevaba trabajar mucho y sacrificarse mucho) que la nuestra, así que hoy nos toca a nosotros sacrificarnos aunque sea por ellos. Llámenme covidiano o agente del gobierno social-comunista y del señor Don Simón si quieren, pero yo en muchas de las medidas estoy completamente de acuerdo.
Pero miren, por otra parte, veo absurdo como nos prohiben fumar en las terrazas al mismo tiempo que nos permiten comer y beber en esos bares donde todo el mundo come y bebe, depositando su saliva (pues cuando se lavan, no eliminas todas las pequeñas gotículas salivales). Me parece absurdo llevar mascarilla cuando vas paseando tu solo, con un amigo o con tu pareja por el campo o por la playa cuando no hay nadie. Me parece absurdo multar a la gente que hace un pequeño botellón en un campo, en una explanada al aire libre lejos de la urbe o en la playa (siempre que no haya tanta gente), así como que me parece hasta tiránico que te multen por comer, beber y fumar cuando vas de picnic con tres amigos al campo. Me parece de paranoicos cuando los covidianos te miran mal por darle un beso a tu pareja o das un abrazo a esa amistad que no ves en mucho tiempo. Me parece preocupante como el gobierno no para de hostigar al sector hostelero con todas esas medidas absurdas de fumar y ahora como poner dos sillas a dos metros de distancia (veremos entonces para que estarán las mesas). Me parece abusivo, como prohiben a los lugares de ocio o cafeterías que tienen mayor actividad los fines de semana por la noche, cerrar a la 1 de la madrugada (con que cierren a las 2:30 o 3:00 me parecería más correcto), pero se ve que para este gobierno, con ese comité de »expertos», se ve que el virus reinicia su actividad a partir de la 1 de la madrugada. Me parece ya hasta »orwelliano» ver a una policía que actúa más como guardianes de la mascarilla, que de perseguir a indeseables que por lo que yo sepa, no han desaparecido con la pandemia. Me parece hipócrita, ver como el gobierno abre sus fronteras a la venida masiva de pateras e inmigrantes ilegales, así como de turistas extranjeros, pero luego si como español se te ocurre violar lo más mínimo lo establecido, te caiga todo el peso de la ley. Me parece hipócrita, como este gobierno que es un fiel lacayo de los intereses de la patronal y el poder financiero, no para de reestringir de forma absurda nuestras libertades, mientras no actúa contra aquellas empresas que obligan a sus trabajadores a ir al curro con el virus, que no toman medidas de seguridad para sus trabajadores, que no imponen límites de aforo en las grandes superficies comerciales (la dictadura de consumo no debe cesar) o que permite la apilación de trabajadores en metros, trenes y autobuses sin ningún tipo de control. Bueno señores, veo que también pueden llamarme »negacionista».
En definitiva, estamos sumidos en un magma muy preocupante, ante un gobierno inepto que ha demostrado que no sirve para nada y que cede su responsabilidad a las comunidades autónomas, esas comunidades que durante la pandemia han demostrado también, poca capacidad de gestionar un problema tan grande. Y así viviremos, en esta continua polarización social, en este sinvivir económico, con una falta incoherente de libertades y una población cada vez más harta. Vamos a tener que acostumbrarnos a vivir así durante un tiempo, no sé si más corto o más largo, pero no parece que esto mañana vaya a desaparecer. Estaremos así al menos, hasta que haya una vacuna, y esa vacuna efectivamente no será ni la rusa, ni la china por supuesto, aquí no habrá vacuna hasta que los EEUU o el Reino Unido la saquen (vacuna que por cierto ha demostrado ser más peligrosa que la creada por los rusos y los chinos), la geopolítica señores, tampoco desaparece con esta crisis. Cuídense mucho y que el sacrificio sirva para que los nuestros estén bien.
¡PERO ANTE TODO, POR FAVOR, TENGAN SENTIDO CRÍTICO!
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